Social Icons

twitter facebook

domingo, 8 de junio de 2014

El primo Marcino.

¡Hey! Ya estoy aquí de nuevo mis queridos "fanecillos". Ha vuelto el menda. El "huevosduros", el "pitogrande". El que te pone mirando pa´ Cuenca, (o pa´ Toronto, depende en donde esté). El que te la clava doblada. El que hace que todas griten: "Sí papito, dámelo todo". El que te da lo tuyo, a ti, a tu prima, a tu otra prima, a tu prima segunda y a todas las generaciones de nenas de tu familia si hace falta. Vamos, que me refiero a mí, catetos, por si no lo habéis pillado. ¡Ya está aquí el Puto Illo!

Bueno, bueno. Perdonadme pero he estado actualizándome. Todo este tiempo he estado en las Alpujarras. Allí en Graná. En mi tierra. Os acordáis que yo antes de ser un un follador empedernido, una auténtica máquina sexual, un tío bueno podrido de pasta en las Américas, era un pobretico rodeado de montes y jamones de Trevélez, ¿verdad?
Pues allí he pasado este tiempo, viendo a mi familia, contándoles todos aquellos años de mi vida nueva. Y claro, allí no hay internet, así que no pude escribir.
Aunque lo cierto es que hubiera podido coger mi coche e ir al pueblo de al lado, que si tienen, pero para qué mentiros, estaba más entretenido viendo las peleas en el barro entre mi primo y el cerdo de mi primo. Casi siempre gana el cerdo.

De hecho, el haber vuelto a estar con mi primo me ha hecho recordar cuando él vino a Nueva York a visitarme. Pero, antes de empezar, supongo que tengo que contaros como es él para que os hagáis una idea de lo que yo vi aquellos días. Sí, es menor que yo como cinco años.

Mi primo se llama Marcino. No, no es ningún nombre existente. Simplemente mi tío, cuando nació mi primo, dijo: "¡Mira compae que niño más feo acabo de tener! seguro que a mi Antonia se la ha trincao un marciano de Marte y ha salido a él. ¡Marciano! ¡Abre los ojos zozobra!" Cuando fue al registro, como apenas sabía escribir, mi tío escribió Marcino en vez de Marciano, que era como lo iba a llamar. Así que desde entonces, el pobre de mi primo se tuvo que quedar con un nombre que ni siquiera era un nombre, era una equivocación.

Así que imagináos como puede ser una persona con un "nombre" así. Es más basto que comerse un polo de hielo sorbiendo con una pajita. Y a la vez es tan tonto que le sopla al gazpacho.
De hecho cuando se aburre pues... eso, se pelea con el cerdo.
Pero el caso es que el mamón no es feo, quillo. Todo la fealdad que tuvo al nacer se le fue cuando se le bajó el hinchazón y el morao de la cara que le provocó el cordón umbilical alrededor del cuello. De hecho, mi teoría es que es así porque estuvo un segundo sin recibir oxígeno en el cerebro.

Un día, cuando ya llevaba varios años ejerciendo de Sex Master en New York, mi primo me llamó por Skype y me dijo que quería ser como yo, que quería venir conmigo. No me preguntéis como cojones descubrió mi correo. ¡Qué coño! ¡Cómo cojones averiguó que existía internet! El caso es que me suplicó dejarle estar conmigo una temporada.
Le dije que sí. Le dije que le pagaría el billete, y que no se trajera nada de ropa en la maleta, que yo le compraría todo lo que necesitara aquí (evidentemente yo sabía de las modas que gastaba mi primo, y aquí, yo ya tenía una reputación que cuidar). Que aprovechara la maleta vacía para traerse unos pocos embutidos, jamoncito de Trevélez y agua Lanjarón. Pues no sabéis cómo echaba de menos esas cosas. <Tú tranquilo primo>, me dijo, <que te voy a llevar los embutidos más frescos que haya>. Lo que yo no sabía era que, el hijoputa, lo decía de verdad.
El mismo día que llegaba yo estaba esperándolo en el aeropuerto. El mamón no llega. Se habría perdido. No me hubiera sorprendido en absoluto.
De repente, me suena el móvil con un número desconocido. La poli, tú. Que tienen arrestado a un tío con tendencias a ritos sangrientos. Que balbuceaba como si de la lengua de Mordor se tratara, o algo de eso me dijeron, y que les había dado un papel con este número de teléfono.
Bueno, acepto ir al punto de aduana en donde tenían al que, suponía, era mi primo. Y cuando llego allí y le explico todo al agente, me comenta que mire en su maleta, la maleta que traía mi primo. ¡La puta que lo parió! El tío tenía al puto cerdo cortado a trozos, prácticamente, en la maleta. Incluso la careta del pobre animal se la había traído.

Después de un rato intentando convencer al agente de que aquello no era lo que parecía, que aquello es algo normal en España (ya, ostia, ¡qué queréis que les diga!), el tipo nos dejó marchar. Eso sí, tuve que renunciar a todos los embutidos para que aquellos mamones se los comieran.

- ¿Tú estás loco, Marcino? ¡Cómo se te ocurre traer una puta cara de cerdo en la maleta!
- Primo, si eso para hacer un guiso es lo mejor. ¿Cómo quieres que me lo deje? Además, "matemos" al cerdo ayer, ¿no querías embutios frescos?
- ¡Pero no tan frescos que aún les goteé la sangre cojones!

En fin. Y eso solo fue el principio. Después de hacerle la típica "purificación" que yo recibí a manos de Henry cuando se empezó a forjar la leyenda, me di cuenta entonces de que mi primo Marcino era un tío guapo. Algo parecido a mí. Y, bajo el correcto adiestramiento, podría seguir mis pasos. Podría tener un digno sucesor. Pero claro, lo que yo no había pensado entonces fue en que su nivel de catetismo superaba con creces al mío cuando yo llegué.
Iluso de mí, cuando más o menos le hube dicho las normas básicas, quedé con algunas seguidoras que ya tenía para organizarle un folleteo variado y sin compromiso.
Tuve razón. Mi primo era un tío vistoso por fuera. En seguida tuvo a dos o a tres mosquitillas pululándole.
Claro, si el castellano casi no lo dominaba, imaginaos el inglés. Pero bueno, pensé, esta noche es para él. Así que me dediqué a ser, simplemente, su traductor.
Finalmente, después de varias copas, una de las chicas accedió a ir con mi primo a mi apartamento. Y claro, el chaval, que lo máximo que había hecho era echarle cuatro polvos a la hija peluda y fea del mecánico de mi pueblo (y no quiero imaginarme como tenía el felpudo de entre las piernas viéndole los brazos), cuando se imaginó con aquel pivón desnuda sobre él, empezó a reir a carcajadas en el taxi.

- Primo- me dijo-, no te separes de mí luego.
- ¿Qué quieres? ¿Qué te la sostenga?
- No, chacho. Pero si te vas no sabré lo que me dice esta tía.
- ¿Pero qué te va a decir si vais a estar follando?
- Pues yo qué sé. Si me pide que le de más duro, ¿cómo lo sé? O si me dice: córrete en mis tetas. ¿Eh, eh?

Vaya nochecita me esperaba. Ok. Pensé. Si total, a la piva ya me la había trincado yo. Y a mi primo... bueno, para qué mentir. Ya le había visto el manubrio. De pequeños nos íbamos a su casa cuando estaba solo para machacárnosla viendo los VHS porno de mi tío. Eso sí, cada uno la suya. Sin mariconadas.

Pues imaginaos el cuadro. Ellos jugando a meter y a sacar en la cama. Yo en frente. Sentado en una butaca del cuarto de invitados viendo como mi primo embestía a la tía por detrás. Por cierto, ella me dijo varias veces que me uniera. Pero no, hoy no era la noche para mí. Además, Marcino se la estaba tirando sin condón. Así que, ¿roces con los tejidos de mi primo? Ni hablar.

- Primo- Se volvió hacia mí- traduce, traduce.
- A ver...-
- Puta, puta. ¿Te gusta, zorrita?

Como podéis intuir, mi cara era un poema. ¿Pero este tío es tonto? Pues claro, me dije. Si le sopla al gazpacho, ¿cómo esperas que no te diga ahora esto?
Con todo mi pudor, lo hice. A fin de cuentas, para eso estaba. Y lo peor de todo es que a la tipa parece que le gustó porque empezó a gemir más aún.

- Primo, dile que me voy a correr en "naica" ná.

Ok. Voy a ello. Empiezo a traducir. Me interrumpe.

- Mierda, mierda no aguanto hasta que....
- ¡Gilipollas! ¡Sácala! ¡Sácala! ¡Qué te vas a correr dentro de la pobre!

Oh, oh. Creampie. Se acabó. Lo peor de todo es que la tía no se enteró de nada. El hijoputa de mi primo le había hecho a la muchacha un "creampie" en toda regla. (Para los que no sepáis os adjunto enlace a Wikipedia, solo pincha sobre la palabra. Qué majo soy.)
Claro, cuando ella se dio cuenta le montó un pollo en toda regla. Se fue llorando, imagino, al primer sitio en donde le vendieran una pastilla del día después.

- Marcino, te has pasado quillo.
- Compae, pensaba que me aguantaba un poquillo más.
- Ostia, pues haberla sacado macho. Le has hecho un apaño a la chica.
- ¡Pero cómo la voy a sacar si estaba en lo mejor!
- Con ese pensamiento no sé cuantos nietos tendrá ya el mecánico...

Después de esto supe que mi primo no estaba hecho para las ciudades. Y mucho menos para una ciudad tan cosmopolita como Nueva York. Y, muchísimo menos, para estar allí conmigo, con el Puto Illo. Así que se lo dije. La civilización no era para él. No podía dar un salto tan grande.

- Empieza bajando la ladera macho. Vete a Graná. Empieza por algo pequeñito.
- Primo ma´ cago en to. ¿Estás "menospecriando" a Graná?
- ¿Pero qué dices Marcino?- Le dije. Y entonces me di cuenta cuánto echaba de menos mi ciudad.- Eso nunca, tontopollas. A ver si te crees que no echo de menos las tapillas. Ni subir al mirador a ver la Alhambra. Ni ese olor a jazmín... La próxima vez que digas eso te endiño un puñetazo. Graná es la ciudad más bonita del mundo. Pero yo quiero ver ese mundo. Y lo quiero hacer para demostrar que por muchos lugares bonitos que haya, ninguno se compara a ella. Y quiero volver y decírselo: "Graná, duerme tranquila esta noche porque, por muy lejos que me vaya no hay ninguna ciudad que se compare a ti en belleza. De hecho, estoy tan enamorado de ti que volveré. Volveré a cumplir uno de mis sueños.... Zumbarme a una guiri pelirroja en el mirador de San Nicolás mientras el sol desciende por detrás del Veleta." Ea primo. Ya me has hecho ponerme romántico...

Pues sí. Mi primo se fue. Y el haber estado otra vez con el, años después, ha hecho que recuerde esa pequeña aventura que me costó una follamiga menos en Nueva York. Pero, a pesar de todo, la sangre y la tierra tiran más que cualquier cosa.... Bueno, no estoy seguro. Eso, preguntádmelo la próxima vez que tenga unas piernas abiertas en frente de mi cara... Esa será la respuesta que sirva...

A situaciones límite, respuestas desesperadas...
 
 
Blogger Templates