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lunes, 17 de febrero de 2014

Los viejos locos y los gatos muertos huelen igual.

Bueno. Hoy ha sido una noche de mierda. No he dormido nada. O mejor dicho, no me han dejado dormir. Y es que resulta que en el piso de arriba debe vivir un viejo que está como una puta cabra. Su cuarto, además, está justo encima del mío y al viejo se le va la pinza por las noches. Tanto que escucho perfectamente lo que grita. Y esta noche ha sido la ostia.

Además, debe tener una puta tienda de muebles ahí arriba porque no veas las veces al día que escucho arrastrar sillas, mesas o lo qué cojones quiera tener ahí arriba.Y no solo eso, estoy seguro que tiene una puta cámara en mi casa porque, da igual la hora que sea, siempre que voy a acostarme aquello parece el festival del mueble arrastrao. Será cabrón...
Para colmo, el parqué de su suelo suena que da gusto y, al viejo, se ve que le mola darse paseos por su cuarto a las tantas de la noche. Y cojones, suena como si estuviera andando al lado de mi cama. Que me cago y tó.

El caso es que hoy, el viejo loco, ha empezado a gritar a las dos de la mañana: "Socorro, ayuda, agua, agua." Me ha despertado, claro, pero he seguido durmiendo después de cagarme en su madre. Luego, a las cuatro y media, otra vez el hijo de puta a grito pelao. Debe tener una chica que le cuida porque, al rato, se ha oído una voz de mujer gritando también.
- ¿Qué cojones haces en pelotas? Acuéstate que me tienes frita- Decía la voz de la chica.
- ¡Socorro, que me quiere matar!- Gritó el puto loco.-, ¡asesina! ¡Mala, que eres muy mala!

Después de eso ya no he podido dormir. El cabrón está pirado para lo que quiere porque cuando ya me lleva el demonio cojo la escoba y doy golpes en el techo, el hijo de la gran puta me contesta: "Esos golpecitos. Métete el palo por el culo".

Y jode que te despierten así, quillo. Es como... no sé... Os pongo un ejemplo. Es como si te despierta a las seis de la mañana un whatsapp de tu chica guay preferida diciéndote que le lleves un vaso de agua porque ha tenido una pesadilla y está asustada. Pues joder, vas a buscarle el agua al puto Mar Negro si hace falta. Pero no que te despierte un energúmeno gritando ¡asesina! ¿me entendéis? 

Pues ya no pude dormir más. ¿Y qué cojones hacía a esas horas? Pues nada. Meterme en el Facebook. Y tío, aún no me ha aceptado como amigo la vecina del sexto del pelo rizado. Se llama Daniela. El portero, que tiene bastante buen rollo, me dijo su nombre. Había muchas, pero solo una con esa mata de pelo. Pero vamos, que hace ya un par de días y nada. Y no me creo que una tía no se meta en su Facebook unas cuantas veces cada día. 
Esto es peligroso porque se antoja un reto. Y me ponen los retos. 

Pensar en el Facebook me hace acordarme de una cosa muy curiosa que me pasó estando en Nueva York. Me agrega una tía. Tremenda. No como todas las que se me acercan pero sí como todas a las que me acerco. La nena súper simpática escribiendo por el chat. Pero era curioso porque nunca quería quedar. Y a ver, era ella porque llegamos a hacer vídeollamadas y su cara era la de las fotos. La tía se frotaba delante de su cámara para mí. Se despelotaba y se hacía primeros planos húmedos de cojones. Me decía unas guarrerías que pondrían palote hasta a un muerto. Y yo le decía: "Pero, ¿cuándo? ¿Cuándo me vas a hacer todas esas cosas?". Y siempre me decía que pronto, pronto. 

Así que llegué a la conclusión de que a la tía, seguro, le olía el bacalao. Porque no me lo explico illo. Pero vamos, que iba apañada si pensaba que iba a bajarle al pilón sin estar seguro de que aquello era sano. Uno va cogiendo experiencia y va aprendiendo técnicas para no meterse en jardines sin necesidad. Porque, seamos claros, una vez que te haces el chulito y te sumerges en el mundo subterráneo del pilón, una vez que haces el amago de bajar la cabeza, ya no hay marcha atrás. Ya vas a tener que chupar sí o sí. 
Para eso he perfeccionado la técnica de "la varilla del perfume". Se trata de meter el dedo en lo que viene siendo el asunto, y bueno, empezar el preliminar. Y al poco empiezas a besarla por el cuello. Entonces tienes que abrazarla al tiempo que lo haces. Ya tienes tus manos a la altura de tu cara. Y con un movimiento rápido, seco y preciso (y no olvides, sutil, que como te pille la has cagado) pasas el dedo que has tenido dentro de la almeja bajo tu nariz, cual varilla impregnada de perfume que hueles en las perfumerías. Si aquello es aceptable el semáforo se pondrá verde.

Después de llegar a la conclusión de que la piba igual tenía un gato muerto ahí abajo, la eliminé y deje de hacer el tonto. Y lo cierto es que me lo pasé muy bien sacando aquellas conclusiones. 

Y a eso me ha llevado mirar el perfil de Daniela y el botoncito de Solicitud enviada. Que curioso.

PD: He aprendido varias palabras en catalán. Este fin de semana ha estado bien. Conocí a dos chicas muy simpáticas y muy cachondas (en el buen sentido joer. Yo ya estaba servido del dentista, así que no intenté nada) Y curiosamente, y no sé si debido a mi cada vez más cercana obsesión a las individuas del sexto piso, me recordaron, ligeramente, a mis vecinas. Jum... ¿por qué será?
El caso es que me enseñaron algunas cosas: entrepà de pernil; anem; una mica; un petó. También sé que a los nombres les colocan el artículo delante. Pero eso es fácil. En mi tierra también. El Antonio; la Josefina; el Paco; la Paca...

En fin. Algun dia parlaré català.

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